EL DERECHO HUMANO A UN AMBIENTE SANO Y EQUILIBRADO EN LOS TIEMPOS DE LA PANDEMIA POR COVID-19.



Dirección de Derecho  Ecológico y Ambiental.

De acuerdo a Aldo Servi, la palabra “Ambiente” es preferida a “Medio Ambiente”, por entender que es más amplio y globalizador, al incluir al hombre como un ser más en la cadena alimentaria. Hablar de Ambiente denota una visión centrada en la naturaleza del mundo. En contraposición a una visión antropocéntrica, representada en las palabras Medio Ambiente, que identifican al hombre como centro y lo que lo rodea, el medio en el cual se desarrolla. Ambiente, viene de dos palabras del latín: «ambiens» condición o circunstancia y «entis» que rodea o cerca, lo que significa "circunstancias o condiciones que rodean a las personas, animales o cosas".

En tal sentido, el Ambiente representa uno de los valores protegidos por el orden jurídico internacional, entendido como “el conjunto total de factores relacionados que rodean y forman parte de la tierra”. Servi, señala conceptos relevantes para el estudio del Ambiente, fundamentados en la Ecología, como una ciencia en construcción que se encarga de desentramar la estructura y funcionamiento del mundo natural. Es esta ciencia, la que eventualmente describiría la noción de “ecosistema”, que representa “la unidad funcional que incluye un medio físico y todos los organismos que viven en su interior”. Es en dicha unidad, que el ser humano se desenvuelve. Su influencia podrá ser estimulante para el desarrollo ambiental o perjudicial para las otras especies, o incluso, para sí mismo.

BBVA en Paraguay celebra el Día Mundial del Medio Ambiente | BBVA

Ante los hechos que se han suscitado a partir de la contingencia sanitaria por el riesgo de contagio por COVID-19, es bastante evidente que “la mano del hombre” es la causante de la crisis ambiental internacional. En un poco más de dos meses, se han recuperado numerosos ecosistemas, se ha reducido la emisión de gases de efecto invernadero y ha disminuido el tráfico ilegal de fauna salvaje. Paradójicamente, la pandemia provocada por el Coronavirus le ha permitido un respiro al planeta.

Lauri Myllyvirta, integrante del Centro de Investigación en Energía y Aire Limpio (CREA), en Estados Unidos, indicó que el cierre de fábricas y comercios en China, al igual que las restricciones de viaje impuestas para hacerle frente a la pandemia, produjo una disminución en las emisiones de dióxido de carbono (CO2) de, por lo menos, un 25%, esto debido a la baja sustancial en el consumo de combustibles fósiles (petróleo, gas, carbón, entre otros). Esta cifra representa, a su vez, una reducción del 6% a nivel global.

La epidemia actual de coronavirus COVID-19 (SARS-Cov-2) en México, coincide con el periodo de altas temperaturas e intensa insolación, que favorece la formación de ozono y la ocurrencia de incendios. Desafortunadamente, no ha sido tan evidente la recuperación ambiental en México como en otros países. derivada de la propia circunstancia climática, así como de los años de contaminación desmedida. Aún es muy alta la concentración de aire contaminado en la capital del país, así como en las ciudades más pobladas del territorio mexicano. Afecciones respiratorios, no necesariamente derivadas por el contagio de COVID-19, aún son muy frecuentes y mortales en muchos de los casos.

En el Estado de Yucatán se ha expresado la preocupación que representa la contaminación del subsuelo, sobre todo con la puesta en operación de proyectos ganaderos de gran magnitud, que a pesar de contar con acreditaciones y estándares para mitigar el impacto ambiental, no dejan de ser factores potenciales para el desequilibrio de los ecosistemas, así como para la salud de los pobladores de la región.

Es evidente la preocupación que representa el desafío para la protección del ambiente como un ente que lucha por sobrevivir, y al mismo tiempo, la protección del derecho del ser humano a un ambiente sano y equilibrado como garantía para la realización y vigencia de sus demás derechos, atendiendo al principio de interdependencia, ya que, el ser humano se encuentra en una relación indisoluble con su entorno y la naturaleza, por lo que nuestra calidad de vida, presente y futura, nuestra salud e incluso nuestros patrimonios material y cultural están vinculados con la biosfera. En este sentido, la dignidad, la autonomía y la inviolabilidad de la persona, dependen de su efectiva defensa. En otras palabras, nuestra vida depende de la vida del planeta, sus recursos y sus especies.

Envases que contribuyen al medio ambiente


Es muy probable que el retorno a las actividades industriales para muchos de los países desarrollados, represente un desafío, sin embargo, es un hecho, que en el intento de lograr una recuperación temprana, también se correrá el riesgo de igualar,  e incluso incrementar los índices de contaminación ya mencionados. Ante el reto de generar un verdadero cambio en las prácticas de cuidado ambiental, así como para dar cumplimiento a los convenios y tratados del Derecho Ambiental Internacional, la Organización de las Naciones Unidas publica en el mes de mayo un manifiesto con “Seis Pasos para un Planeta más Limpio y Saludable después de la Pandemia del Coronavirus”. Se plantean de la siguiente manera:

1. Proteger y preservar la fuente de la salud humana: la naturaleza. En el entendido, que el desarrollo económico, no será posible sin una sociedad humana saludable, cuyo bienestar dependerá de contar con agua limpia, aire puro y alimentos libres de contaminantes. Será fundamental, no caer en prácticas de riesgo ambiental, como la deforestación, las prácticas agrícolas intensivas y contaminantes, el manejo inseguro y el consumo de vida silvestre; éstas últimas aumentan el riesgo de transmisión de enfermedades infecciosas emergentes en los humanos.

2. Invertir en servicios esenciales, desde agua y saneamiento hasta energía limpia en instalaciones sanitarias. La falta de servicios básicos representa un grave riesgo a la salud de las personas de todo el mundo. La ONU insiste en proveer insumos e infraestructura para el lavado de manos como un medio eficaz para evitar el riesgo de contagio de CIVD-19 y otras enfermedades infecciosas. La realidad es que cerca del 40% de los hogares en el mundo no cuenta con este servicio. Será necesario que las clínicas, centros de salud y hospitales de todo el mundo cuenten con tales medidas de saneamiento para evitar muchas muertes.  

3. Asegurar una transición energética rápida y saludable. Más del 90% de las personas en el mundo respiran aire exterior con niveles altos de contaminación. Dos tercios de esta contaminación es el resultado de la quema de los combustibles fósiles que impulsan el cambio climático. Hoy más que nunca, será necesario para poder respirar, un cambio a nuevas modalidades de producción energéticas.

4. Promover sistemas alimentarios saludables y sostenibles. La alimentación saludable como factor de protección de la salud, deberá ser garantizada mediante procesos agrícolas y ganaderos sostenibles en el tiempo y amigables con el ambiente. Una mala alimentación incrementará riesgos para contraer enfermedades infecciosas como COVID-19 u otras, ampliando la posibilidad de presentar obesidad o diabetes.

5. Construir ciudades habitables y saludables. Los nuevos desarrollos urbanos   deberán cambiar la forma de movilidad, apostando por el transporte público sustentable y otras formas de movilidad no motorizadas. Ciudades con alto flujo de personas como Milán, Londres y París han fomentado dichas formas de movilidad, mejorando su actividad económica y a la par, la calidad de vida de sus ciudadanos y visitantes.

6. Dejar de usar el dinero público para financiar la contaminación. Naciones Unidas señala que cada año se gastan cerca del 400 mil millones de dólares de dinero público en todo el mundo para subsidiar la extracción y refinamiento de combustibles fósiles que impulsan el cambio climático y causan contaminación en el aire. Será necesario redireccionar los presupuestos públicos para salir delante de la pandemia, deberá hacerse en sintonía con la inversión en energías que ayuden a las personas a sanar en vez de enfermarlas.    

El Director General de la Organización Mundial de la Salud, Tedros Adhanom, señala que “a medida que algunos países comienzan a reabrir sus sociedades y economías, la pregunta que debemos responder es si debemos regresar a ser como antes o si aprenderemos las lecciones que la pandemia nos está enseñando sobre nuestra relación con nuestro planeta. Reconstruir mejor significa, reconstruir de manera más ecológica”.

El derecho que todos tenemos de disfrutar de un ambiente sano y equilibrado, se verá satisfecho en la medida que entendamos nuestro papel en el cuidado del ecosistema en el que vivimos llamado, Planeta Tierra.    


M.D Miguel  Oscar Sabido Santana.

Presidente de la Comisión de Derechos Humanos del Estado de Yucatán.

 Es Presidente de la Comisión de Derechos Humanos del Estado de Yucatán desde el 17 de diciembre de 2018. Anteriormente fue Secretario Ejecutivo de la misma Institución desde el mes de agosto de 2015, habiendo estado como encargado del Despacho de Presidencia desde el 23 de noviembre de 2017. Fue Visitador General del propio Organismo de octubre de 2009 a agosto de 2015.


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