LIDERAZGO EN TIEMPOS DE PANDEMIA
Dirección de Derecho Internacional y Comercio Exterior
Comenta don Andrés Serra Rojas en su obra Ciencia Política: “El Estado, es en su verdadera naturaleza, un producto social en tránsito, una obra hecha por el hombre y para el hombre…”.[1]
Y es así como esta idea de
Estado se materializa aún más en crisis, como la vivida actualmente a raíz de
la pandemia del COVID-19. Es en esos momentos donde la figura del líder a la
cabeza del Estado puede prevenir o lamentar, aumentar o disminuir su
popularidad.
Gracias a las tecnologías de
la información podemos tener al alcance de la mano una perspectiva del
comportamiento de cada líder mundial, la manera de comunicar, si lo hace de forma
directa o indirecta, actúa con responsabilidad ante la encomienda que los ciudadanos
le han confiado o prefiere tomarse a la ligera y minimizar los alcances de un
estado de contingencia, si el llamado es a unir y no a polarizar, si se
politiza o si se humanizan las acciones que llevan a cabo para contrarrestar un
posible drama social.
En Alemania, Angela Merkel se
ha comportado como una verdadera estatista, apegada a los valores y a la razón
histórica del pueblo germano, siendo sensible y empática, al igual que su
homólogo canadiense Justin Trudeau, quien sin silogismos o palabras rebuscadas
brinda tranquilidad en su manera de comunicar. Tranquilidad, sin caer en
excesos, que es vital ante un estado de zozobra, fake news e inestabilidad del presente y de un futuro económico
post crisis. Ambos, comunicando solidaridad y sensibilidad al dolor de sus
conciudadanos ante un panorama incierto.
Del otro lado de la moneda
tenemos a quienes aparentemente se han relajado y comunican con una visible
irreverencia. Bolsonaro en Brasil, López Obrador en México, y en un principio
Boris Jhonson de Gran Bretaña. Éste último dando mayor importancia, quizá con
optimismo de más, a la sanidad económica antes que la humana. Los otros dos
mandatarios, a miles de kilómetros de distancia no dimensionaban el desarrollo
de una enfermedad que había golpeado medularmente a China, que se regodeaba con
Europa y venía con banderas izadas a conquistar América, al mero estilo de los
españoles hace más de cinco siglos.
Apelando a la política pop, con frases
estratégicamente centradas en ellos mismos utilizadas en sus discursos, seguían
en actos públicos, minimizando los efectos y acrecentando la crisis
poblacional, y seguramente en el seno de sus equipos de trabajo, teniendo como
producto un cúmulo de información sesgada. Ambos viviendo en un mundo paralelo
que, si no es por los mismos ciudadanos y los gobiernos de los estados y
ciudades, estaríamos contando una tragedia de números monumentales.
No es hablar de izquierda o
derecha, un tema que debe quedar para la historia. Un gobernante que inspira
firmeza y serenidad en sus discursos en crisis, pedagogía en sus explicaciones,
claridad en lo que se sabe o necesita saber, demuestra un interés legítimo y
empatía con sus ciudadanos; a la vez, que fortalece ese Estado en constante
tránsito que tan bien describe el maestro Serra Rojas, pero sobretodo brinda
confianza a su pueblo en un momento de verdadera incertidumbre. Dejemos las
ideologías para otras épocas. Es tiempo de unión, de brindar esperanza a quien
la ha perdido o está a punto de perder, asentarnos en la realidad para tener un
punto de partida y de ahí salir fortalecidos. Los discursos pop debieron
quedarse en los cierres de campaña de cada ex candidato y ahora mandatario.
Ahora apostemos por dejar atrás la ironía y ambigüedades para ser firmes,
pacientes y transmitir confianza.
Sin duda ser líder de un
Estado no es tarea sencilla. Se tienen que tomar decisiones que muchas veces no
son las más populares entre la gente, que pueden implicar un costo político y
frenar las aspiraciones de cualquier liderazgo. Es un riesgo que solo los
verdaderos líderes apegados al humanismo se atreven a tomar. Al final, los
cargos públicos son temporales y con fecha de caducidad, pero el legado ahí
permanecerá y los que jueguen al cálculo político podrán pasar al olvido.
Con seguridad me atrevo a
afirmar: el paradigma del ser humano después de la crisis actual será distinto.
Valoramos cada abrazo, extrañamos cada momento con familia y amigos cercanos,
con gente con la que la convivencia diaria parece monótona pero que por ellos
somos lo que somos. Trabajemos unidos si apostar a la división. ¿Politizar en
tiempos de crisis? No comparto la idea, pero si soy un convencido que las
actuaciones de los líderes actuales pueden marcar el rumbo de sus carreras, y
por supuesto, el destino de nuestra sociedad. De ahí el sentido de ir más allá
de lo político. Hoy apuesto más por unir, por sumar, por dividir esfuerzos y
multiplicar beneficios. De valorar lo que tanto extrañamos, un abrazo, una
comida con amigos, un paseo con la familia, creo que eso nos hace ser mas
humanos, nos aclara la visión y nos hace regresar a las bases valorativas como
individuos. Como diría el primer ministro italiano Giuseppe Conte:
“permanezcamos alejados hoy para abrazarnos con más fuerza mañana”.
[1]
Serra Rojas, Andrés, Ciencia Política, Vigésimotercera Edición, Editorial
Porrúa, p. 725
Mtro. Rafael Rodríguez Méndez.
Catedrático.
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